Viernes, 1 de abril de 2022

El ayuntamiento impide que una "persona sin techo" tenga un funeral digno en una iglesia

El entierro de "beneficencia" organizado por el Ayuntamiento, no permite hacer una parada en la parroquia


Problemas hasta para ser enterrado. El segundo de los migrantes sintecho que murió enfermo en una fábrica abandonada de València el pasado 22 de febrero, de nombre Richard, será enterrado finalmente el próximo 22 de abril con un entierro de beneficencia sufragado por el Ayuntamiento de València, pero nuestra asociación, lamenta que ese servicio gratuito obligue a trasladar el cuerpo directamente desde el Instituto Anatómico Forense hasta el Cementerio General y no permita hacer una "parada" en su parroquia para tener un funeral católico, que era su religión, asegura nuestro presidente, Don Pedro Miret Giner. Y lo lamenta más aún porque a ese funeral está previsto que acuda el hermano del difunto, que vive en Italia y que ya ha reconocido el cadáver y ha declarado la insolvencia de la familia.

Como han venido publicando los medios de comunicación, a mediados de febrero murió en una fábrica abandonada un sintecho ghanés de 52 años que estaba gravemente enfermo. Y una semana después, en el mismo lugar, murió otro compatriota de 43 años que, al contrario del primero, aún no ha sido enterrado. Entre nuestra asociación y el ayuntamiento han podido localizar a un hermano suyo en Italia, también sin techo, que se ha trasladado a València para reconocer el cuerpo y "demostrar" la insolvencia de la familia para afrontar un funeral.

"Hemos hablado con el cementerio y nos dicen que no es posible hacer esa parada", asegura nuestro presidente.

En consecuencia, el Ayuntamiento de València le ha concedido un entierro de beneficencia, es decir, un entierro costeado íntegramente por la administración local. Y el juez ha establecido que ese entierro que produzca el próximo 22 de abril en el Cementerio General. El problema, es que ese tipo de funeral únicamente incluye el traslado del lugar donde permanece el cuerpo hasta el cementerio y no permite hacerle una misa funeral. "Hemos hablado con el cementerio y nos dicen que no es posible hacer esa parada", afirma nuestro presidente, quien garantiza que "este chico iba la iglesia, colaboraba con la iglesia y era católico, por lo que lo justo sería que tuviera una despedida "como Dios manda". Así pues, hemos pedido públicamente que alguien del consistorio asuma esa responsabilidad y permita esa despedida final, que no tiene un coste añadido aunque no esté en el protocolo de este tipo de entierros.

Es de valorar, además, el hecho de que a ese funeral vaya a asistir el hermano del difunto, venido desde Italia, y sea la mejor despedida que se le puede dar, dadas las circunstancias.